domingo, 3 de noviembre de 2013

Teoría Latinoamericana

Las primeras investigaciones de comunicación en América Latina surgen en ambientes típicamente profesionales. Son demandadas por las emergentes industrias culturales y constituyen factores decisivos para la formación de las primeras agencias privadas dedicadas a estudios de opinión pública, audiencia de los más media o persuasión de los consumidores.

Más también son estimuladas por las polémicas que surgen en las asociaciones periodísticas, encargando a algunos publicistas eruditos a explorar los documentos disponibles sobre la memoria de campo, en su dimensión socio-política.

Como resultado de esto, se producen ensayos de gran valor histórico para la identificación de fronteras profesionales. O se elaboran perfiles biográficos de sus autores privilegiados.
En el caso brasileño, por ejemplo, hay dos marcos cronológicos: la publicación, en 1945, del primer sondeo electoral, hecho para el IBOPE -Instituto Brasileiro de Opinião Pública e Estatística- y el lanzamiento, en 1946, del primer ensayo sistemático sobre imprenta y periodismo, escrito por Carlos Rizzini, con el título "O livro, o jornal e a tipografía no Brasil" ("El libro, el periódico y la tipografía en Brasil").

Desde entonces se acumulan conocimientos nuevos sobre los fenómenos de interacción simbólica, mediados por los media. Pasa así a respaldar las decisiones sobre inversiones publicitarias o a servir como parámetros para la institucionalización de la representación política en varios países. El ambiente favorece la difusión en todo el continente de las ideas modernizadoras que caracterizan el período posterior a la II guerra mundial.

Los investigadores profesionales, generalmente llegados de las carreras de sociología, psicología o economía, se dedican a formular estrategias industriales o político-aleatorias.

A su vez, los investigadores diletantes, legitimados por la actividad periodística o artística, escriben ensayos caracterizados por el rigor documental, adjuntando al debate público temas de comunicación política. Sus análisis privilegian, casi siempre, los intentos de las burocracias estatales o de las oligarquías partidarias para controlar los flujos informativos y, por esta vía, dirigir la opinión pública.

Durante el siglo XIX la comunicación en Latino américa dependía mucho de lo que sucediera en Europa, especialmente en FranciaLas escuelas estadounidenses tuvieron entonces poco influjo gracias a la barrera lingüística, por lo cual el desarrollo de una comunicación vista desde una perspectiva Latino américa se dio en general desde una influencia colonial española y francesa hacia la búsqueda de una identidad nacional propia. Esto sería un gran aporte al desarrollo de la teoría de la comunicación porque en el caso latinoamericano ésta sería muy sensible a los procesos sociales.


Contrario a lo que sucedería en Europa y Estados Unidos en donde la teoría de la comunicación se desarrolla a partir de la investigación científica y aportes como la psicología, la sociología y otras disciplinas, en Latino américa ésta viene de la mano del desarrollo del periodismo y posteriormente el influjo y aporte de las teorías de la comunicación social aportados por la Iglesia Católica y en el caso específico por la Teología de la Liberación y por la escuela de Frankfurt .



Es durante la década de los 60 que se consolida la escuela latinoamericana desprendiéndose definitivamente de la estadounidense y cuestionando los modelos de comunicación impuestos en la región y al servicio de grupos de poder económico. Los primeros grandes críticos de la teoría de la comunicación latinoamericana cuestionan el orden mundial dominado por la información estadounidense y en gran parte europea y esbozan la tesis de un "nuevo orden mundial de la información y la comunicación". Rechazan modelos foráneos a la cultura latinamericana   y pensados para otros sociedades y adaptan aquellos que eran útiles para el trabajo de campo de la comunicación en la región. Los padres de la ELC fueron muchos, pero entre ellos destacan Luís Ramiro Beltrán ("Adiós a Aristóteles: Comunicación Horizontal"), Daniel Pietro Castillo ("Mattelart y Dorfman Para leer al Pato Donald", 1970), Jesús Martín-Barbero ("De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía", 1987) y muchos otros. 


En Latinoamérica la escuela de Frankfurt ha sido de alta inspiración. Tras años de adoptar modelos foráneos, especialmente de la escuela de Estados Unidos. En las 60’ grandes cantidades de teóricos asumieron las banderas de desarrollar modelos que se apegaran a la visión latinoamericana los precursores de esta escuela fueron muchos, pero entre ellos destacan Luís Ramiro Beltrán, Daniel Prieto Castillo, Jesús Martín-Barbero. La principal diferencia  con respecto a la Escuela Europea y la Escuela Estadounidense es la relación vida cotidiana y comunicación. Esta escuela también ha trabajado especialmente en el ámbito de la investigación de los procesos de comunicación con comunidades, enfocando su esfuerzo en los efectos que tiene entre los receptores y de qué manera los procesos de comunicación  contribuyen al desarrollo de una comunidad, generando una transformación social.

Aportes de Teóricos Latinoamericanos



Reflexiones

El surgimiento de posturas de autores que constituyeron la Escuela de Frankfourt como: Theodoro Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse y Jurgen Habermas enfocaron sus esfuerzos en una teoría crítica en la que los medios de comunicación actúan como elemento manipulador de las masas hasta alcanzar un fin último de consumismo.

En ese sentido, el autor Althusser describe que “los medios articulan el sistema de relacionar y dar significado a la estructura social, argumentando la dominación o el liderazgo cultural a través de la capacidad de seducción y persuasión para la implantación de los valores dominantes, la creación de una opinión favorable, la inducción de hábitos”.

Mientras que, el comunicador es una especie de arquitecto de la conducta humana, un practicante de la ingeniería del comportamiento cuya función es inducir y persuadir a la población a adoptar determinadas formas de pensar, sentir y actuar, que le permiten mayormente su producción y su productividad y elevar sus niveles y hábitos de vida.

Entre tanto, las Escuelas Latinoamericanas realizaron su aporte a la comunicación con el desarrollo del periodismo y posteriormente el influjo y aporte de las teorías de la comunicación social producidos por la Iglesia Católica y en el caso específico por la Teología de la Liberación y por la Escuela de Frankfurt.

Partiendo de las diferentes teorías de la comunicación que de alguna u otra forma han servido de análisis para el proceso comunicacional en las sociedades, corresponde entonces profundizar en la realidad de la comunicación venezolana, una actualidad que si bien inició bajo un tema de imparcialidad y manejo de información adecuada, ahora, se rige por un movimiento tácito de parcialización comunicacional en el que las opiniones y juicios de valor del comunicador se hacen sentir y están a la palestra del día, generando así, una matriz de opinión única que con el uso de las nuevas tecnologías provocan la saturación de información y consecuencias importantes entre las sociedades.

Vale destacar, que el rol de la comunicación juega un papel importante e indiscutible dentro de las sociedades, los medios de comunicación masiva y el desarrollo de infinidades organizaciones.

Su importancia radica en mantener el cumplimiento del proceso inicial planteado por los teóricos norteamericanos, sin embargo, el contexto, los canales y hasta la misma división parcializada de la sociedad han producido que el proceso comunicacional se resquebraje de manera impactante, lo cual a su vez plantea la permanencia de rumores, zozobra e incertidumbre entre las sociedades.

De la misma manera el juego de las nuevas tecnologías de la comunicación ha sido cada vez mayor e impactante. Las masas, ahora, cuentan con una sobre saturación de información que sobre pasa su misma necesidad inicial: estar informados veraz y oportunamente.

Por tanto, nos encontramos en una sociedad donde el exceso de información y el uso de las nuevas tecnologías nos envuelven diariamente originando que el proceso comunicacional por un lado obtenga nuevas herramientas para su evolución, pero por otro, nos absorbe de tal manera que las sociedades empiezan a perder fuerza en cada elemento del proceso

Armand Mattelart



Sociólogo belga nacido en 1936 que, al servicio de la Iglesia católica y de la Francia, vivió en Chile entre 1962 y 1973, convirtiéndose después en uno de los ideólogos franceses con más predicamento entre las izquierdas extravagantes de los países de lengua española. Tras una infancia señalada por la Segunda Guerra Mundial, e interno en una institución católica, realiza allí sus estudios secundarios, y se vincula a movimientos católicos juveniles afines a las misiones en países pobres.

La realidad latinoamericana no es ajena a las reflexiones de Mattelart, quien desde los años sesenta trabajo en la región, con una importante labor en Chile. Precisamente, debió emigrar de ese país en 1973, cuando el golpe militar de Augusto Pinochet derrocó al gobierno del presidente Salvador Allende.

También reconocido por su libro "Para leer al Pato Donald" - escrito junto a Ariel Dorfman-, Mattelart cuenta con una vasta trayectoria en investigación, reflejada en sus obras: "La mundialización de la comunicación" (1998), "Historia de las teorías de la comunicación" (1997) y la más reciente "Historia de la sociedad de la información" (2002).  Además, en 1983 realizó un importante trabajo junto al investigador y docente de la UNC, Héctor Schmucler, denominado "América Latina en la encrucijada telemática". La sociedad global de la información justamente, cuando Mattelart critica el concepto hegemónico de "información", se refiere a una perspectiva instrumental y estadística que deja de lado la "memoria y cultura de los pueblos y se interesa solamente por el canal". 

Esta idea que sustenta el paradigma del futuro postindustrial, de igual modo, se encuentra asociada a la tesis del "fin de las ideologías". En los años 90, esta concepción, junto a lo que el comunicador denominó la "tecnoutopía", encontró su etapa de máximo esplendor. Estas ideas fueron claramente expresadas en diferentes documentos emitidos por organismos internacionales, y concretamente tomó cuerpo a partir de que el G-7 (el grupo de los siete países más industrializados del mundo) ratificó su apoyo a esta noción, a la vez que decidió acelerar la liberalización de los mercados de telecomunicaciones.

Ante esta situación, Mattelart destacó la aparición de nuevos actores, con miradas diferentes a la hegemónica, que se introdujeron en el debate sobre los proyectos para la sociedad del futuro. "La noción general de información -admitió- ha movilizado a muchos sectores en sentido crítico para plantear alternativas". Las nuevas posturas, básicamente, se oponen a las propuestas de modernización de los gobiernos que aspiran sólo a generar el "ambiente propicio" para que las grandes empresas inviertan y acaparen el apetitoso mercado de las comunicaciones. En este sentido, el autor resaltó los aportes que están realizando las organizaciones de la sociedad civil, especialmente con miras a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que se celebrada en el 2005 en Túnez. Si bien, desde su experiencia en la organización Attac France, reconoció que "no es fácil ir más allá del análisis e incorporar en un proyecto político toda la crítica de la sociedad", consideró esta instancia como un punto importante para la elaboración de propuestas. 

Desde esta óptica, el fenómeno de la concentración de los medios pone en evidencia, para toda la población, la problemática de la diversidad cultural. Mattelart alertó en este aspecto sobre lo que ocurrió en Francia para ese entonces, cuando dos empresas de armamentos adquirieron "el 80 por ciento de los medios de prensa". Como resultado de las presiones que ejercen las organizaciones no gubernamentales y demás organismos de derechos humanos, el profesor comentó que el Parlamento Europeo acaba de emitir una resolución incitando a la Comisión Europea y a la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información a incluir la noción de servicio público y plantear la necesidad de luchar contra la concentración. 

Para el investigador, uno de los aspectos más sobresalientes en la discusión actual es la posibilidad de reflexionar sobre la función de los medios de comunicación, en una perspectiva diferente a la planteada en décadas pasadas. Si bien aclaró que el aporte de los estudios sobre la recepción fue importante para avanzar en los aspectos teóricos, hoy es necesario oponer una respuesta concreta a los mecanismos de hegemonía cultural que permita "revertir la brutal asimetría entre los receptores y las empresas mediáticas". En este sentido, recalcó: "La libertad del consumidor o del usuario se construye a través de contrapoderes. No se qué forma va a adoptar, pero históricamente creo que el momento ha llegado para pensar la organización de la sociedad civil frente a este campo". 


A diferencia de las posturas que predominaban en la década del 60 -donde el intelectual aparecía como un lector privilegiado de los medios y que tenía "la luz para aclarar a los receptores lo que veían"- Mattelart señaló que actualmente el Observatorio se compone de tres tipos de representantes: investigadores, periodistas y usuarios. "Esto es importante porque me parece que lo que dificulta la reflexión sobre los medios son los encasillamientos recíprocos", dijo. Los desafíos, en consecuencia, son aún mayores para el profesor, porque de acuerdo con su experiencia en el Observatorio de Medios de Francia, se plantean numerosas dificultades para llegar a acuerdos consensuados entre las distintas posiciones. A la hora de arriesgar conclusiones determinantes fue cauteloso y advirtió que existe "una distancia entre la toma de conciencia de los ciudadanos sobre la importancia de los medios de comunicación y el deseo de participar en acciones de este tipo". De igual modo, consideró que muchas veces los usuarios tienen "representaciones radicalizadas de los medios" como manipuladores de la realidad y es difícil pasar del terreno de la crítica al de la elaboración de propuestas. No obstante, para Mattelart la iniciativa es valiosa y, a largo plazo, aspira a construir una alternativa en términos de sistema de comunicación y de lucha contra la concentración mediática.

Paulo Freire



El educador brasileño nació en 1921 en Recife, en el nordeste brasilero, donde vivió una niñez y juventud signada por la premura económica y el contacto con campesinos, y trabajadores de esta región del país. 

A partir de su experiencia en el Movimiento de Cultura Popular, de sus estudios sobre el lenguaje popular y del análisis crítico de la educación brasilera de mediados del siglo XX, Freire creó un método de alfabetización que en la medida en que los iletrados aprendían a leer y escribir, iban dialogando sobre problemas de su realidad y buscando alternativas para transformarlos. 

A pesar de que el texto de Freire data de 1973 constituye, aún en este siglo XXI, una aproximación muy completa a las implicaciones de los procesos de extensión comunicación en las sociedades, especialmente en las sub-desarrolladas, en las cuales ha existido una fuerte tradición de dependencia frente a las naciones industrializadas, que son vistas como paradigmas de desarrollo y tecnología. El problema, por supuesto, no se encuentra en la búsqueda de una independencia, sino en la reflexión acerca de cómo una determinada relación basada en la extensión comporta necesariamente la dependencia y la anomia de una de las partes, esto es, la totalización del pensamiento hegemónico.

Cuando se propone, como lo hace Freire, una nueva forma de entender las relaciones inter-societales e intra-societales, la noción de extensión entra necesariamente en crisis. La extensión nunca podrá considerarse como verdadera comunicación en tanto es una relación vertical: el técnico que tiene el conocimiento es superior al campesino o al agrónomo, porque ellos desconocen todo lo que el primero sabe, lo cual, en términos de competencia internacional, significa no estar a la vanguardia. La comunicación, por el contrario, constituye una interacción basada en la dialogicidad, en un encuentro entre partes, en un mismo nivel, en donde el conocimiento no se transmite de uno a otro, sino que se construye de manera conjunta. En la comunicación se tiene en cuenta que los interlocutores son poseedores de unos saberes y significados propios, y que, como tales, deben comprender y crear una estructura de intercambio y construcción recíproca.

Esta explicación propuesta por Freire para el caso particular de la extensión en agronomía, puede ampliarse a los terrenos de la educación. Las visiones más tradicionales en la escuela tienen como base una extensión del conocimiento, en donde el docente hace las veces de técnico y los estudiantes de agrónomos. Lo que se observa en este punto es el hecho de que apostar por la extensiónno es para nada una casualidad, por el contrario, responde a la necesidad de los grupos hegemónicos de mantener su control sobre el resto de la sociedad: una visión de la educación como construcción participativa de conocimiento desde la libertad y la acción, permite lógicamente, el desentrañamiento de esa realidad e implica la transformación de la misma.


Desarrollar espacios de crítica en la escuela para descubrir y analizar mecanismos de extensión en los medios de comunicación, la educación, la política y, en general, cualquier espacio de la sociedad es el compromiso de los docentes para no permitir que los nuevos ciudadanos sean meros extensionistas, sino verdaderos sujetos transformadores de la realidad. La educación, en este sentido, debe actuar como un proceso constante de liberación del hombre, en donde los individuos se transforman en seres de relaciones con su entorno. A través del diálogo entre maestros y estudiantes como sujetos que están en intercambio, se transforman y crean saberes por medio de una praxis reflexionada.

Mario Kaplun


Educomunicador, radialista y escritor. Se le conoce por promover el concepto de la comunicación transformadora en oposición a lacomunicación bancaria.

EL DESCUBRIMIENTO DE LOS GRUPOS

A partir de las experiencias radiofónicas de esos años, Kaplún y Olivera decidieron concentrarse en la creación de pequeños focos de productores que aprendiesen a producir programas con el mismo sistema que aplicaban ellos. Para lograrlo, sumaron fuerzas con la Unión Católica Internacional de Cine (OCIC), la Unión Católica Latinoamericana de Prensa y el Departamento de Comunicación Social del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM),y se lanzaron a promover un tipo de comunicación dialógica, alternativa a los medios masivos, que tomaba al grupo como célula básica de aprendizaje. Pero no tenían dónde enseñar; a las universidades no les interesaba el tema y no existían aún carreras de Comunicación. 

Decidieron entonces que en lugar de traer alumnos al encuentro de profesores, llevarían profesores a los sitios donde estaban los posibles alumnos, para que éstos pudiesen aprender en su ambiente. De este modo, tuvieron que trasladarse tanto a zonas urbanas como selváticas.

Además de los métodos de trabajo, en estos talleres enseñaban a armar emisoras con no más de quinientos dólares, para que los indígenas de las selvas y las montañas también pudiesen emitir programas para su gente en su propio idioma. "En Costa Rica llegaron a tener doce emisoras". Y el sistema fue haciendo escuela. Era una época en que la comunicación alternativa -el trabajo dialógico y grupal- era popular. "El gran descubrimiento que hicieron fue el grupo: que los grupos pesan, que tienen una determinada manera de ser y que precisamente porque son activos crean tensiones políticas".

Kaplún consideró sus series radiofónicas como un impulso a lo que entendía como nueva forma comunicacional: la grupal, y no dejó de insistir en la importancia de conocer las comunidades involucradas en los procesos de comunicación, para lograr que los mensajes las reflejasen. Más tarde referiría a este componente de la comunicación como "pre-alimentación". Los avances tecnológicos facilitaron estos procesos. En formato de disco, primero, y de casete, después, las series fueron distribuidas a grupos populares como material de discusión. Más de ciento veinte mil discos y trescientos mil casetes de Jurado No.13 circularon entre estudiantes, sindicalistas y maestros.

Paralelamente, la preocupación por volver emisores a los receptores de mensajes llevó a Mario a diseñar y aplicar en el ‘77 el método Casete-Foro, un "programa de investigación-acción" cuyo objetivo principal era hacer del proceso comunicacional un diálogo intergrupal -un proceso real de ida y vuelta-, y volver a los receptores más críticos y participativos. El modelo permitía al destinatario no sólo recibir el mensaje sino también responder y dialogar, e implicaba además una dimensión de intercambio intergrupal que favorecía la condición de co-emisores de todos los participantes: El grupo recibía material sobre un tema puntual en un lado de la cinta; en el otro lado grababa su propio aporte; al final recibía una nueva grabación con la síntesis de los aportes de todos los grupos. La primera experimentación fue hecha con agricultores uruguayos. Estas prácticas con grupos populares permitieron a Mario diseñar también el método Lectura Crítica de Medios, que aplicaría formalmente más adelante.


APORTES: De Mario Kaplun se puede decir que trabajo en base a los grupos de personas según él en grupos se les enseñaba mejor a producir programas.

Luis Ramiro Beltrán

Periodista, escritor y teórico de la comunicación. Nació en Oruro, Bolivia, en 1930. Es hijo de Luis Humberto Beltrán y Bethsabé Salmón, ambos periodistas. Comenzó a ejercer el periodismo a los 12 años en el diario La Patria, de su pueblo, y continuó en el periódico La Razón, de La Paz, y en los medios fundados por él: el semanario Momento y la estación de radio El Cóndor.

Es muy reconocido por ser uno de los mayores promotor de desarrollo nacional en Latinoamérica. Comenzó su trayectoria en Bolivia, en el Servicio Agrícola Interamericano en 1953, y prestó sus servicios a muchas organizaciones internacionales en América a lo largo de toda su vida

Es uno de los teóricos de la comunicación latinoamericanos más importantes, contando con amplio reconocimiento internacional. Se lo conoce como uno de los fundadores de la Escuela Crítica Latinoamericana de Comunicación, una corriente de pensamiento crítica que propone un nuevo paradigma de comunicación para América Latina. Es especialmente reconocido porque propuso una “democratización de la comunicación”, idea que se materializaba con las Políticas Nacionales de Comunicación. Las políticas públicas de comunicación que propuso Beltrán se inspiraron en un amplio estudio de teóricos de la comunicación como Wilbur Schramn, David K. Berlo, Daniel Lerner, Lucien Pye, entre otros. Éstas se lanzaron por primera vez en 1971 en el comité de asesoramiento de la UNESCO, en el Programa Internal de Investigaciones sobre Comunicación.


Beltrán considera que la comunicación “no debe ser una herramienta para la manipulación con el afán de satisfacer intereses creados de unos pocos… tampoco debe emplearse para mantener una estructura social injusta… debe usársela para transformarla de manera que prevalezca la justicia y la paz”.

Comunicólogos de toda América Latina y otras latitudes, coinciden en que la senda abierta por Beltrán en la década de los años 70 para democratizar la comunicación sigue abierta. 

Reconocido como uno de los fundadores de la corriente científica progresista denominada “Escuela Crítica Latinoamericana de Comunicación”. Ha sido dirigente de las principales agrupaciones mundiales de profesionales de comunicación y miembro de los consejos editoriales de las revistas técnicas de varias instituciones del ramo.
Para Beltrán la comunicación para el desarrollo es "la noción de que los medios masivos tienen la capacidad de crear una atmósfera pública favorable al cambio, la que se considera indispensable para la modernización de sociedades tradicionales por medio del progreso tecnológico y el crecimiento económico".

Hace un matiz sobre la "comunicación de apoyo al desarrollo", a la que considera una actividad planificada y organizada como un instrumento clave para el logro de las metas prácticas de organizaciones y proyectos específicos de instituciones que propician el desarrollo.  

Define otra categoría, como "comunicación alternativa para el desarrollo democrático", que entiende cómo expandir y equilibrar el acceso de la participación de la gente en el proceso de comunicación tanto a niveles masivos como a los de base. Agrega que el desarrollo debe asegurar además de beneficios materiales, ‘la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría".


Así mismo, engloba bajo ese mismo "paraguas" conceptual a la "comunicación popular", alternativa, la horizontal y al Nuevo Orden Informativo Internacional. Es decir, a la gran mayoría de las prácticas comunicativas de los sectores progresistas en los 80 y los 90.