Sociólogo belga nacido en 1936 que, al
servicio de la Iglesia católica y de la Francia, vivió en Chile entre 1962 y
1973, convirtiéndose después en uno de los ideólogos franceses con más
predicamento entre las izquierdas extravagantes de los países de lengua
española. Tras una infancia señalada por la Segunda Guerra Mundial, e interno
en una institución católica, realiza allí sus estudios secundarios, y se
vincula a movimientos católicos juveniles afines a las misiones en países
pobres.
La realidad
latinoamericana no es ajena a las reflexiones de Mattelart, quien desde los
años sesenta trabajo en la región, con una importante labor en Chile.
Precisamente, debió emigrar de ese país en 1973, cuando el golpe militar de
Augusto Pinochet derrocó al gobierno del presidente Salvador Allende.
También reconocido por
su libro "Para leer al Pato Donald" - escrito junto a Ariel Dorfman-,
Mattelart cuenta con una vasta trayectoria en investigación, reflejada en sus
obras: "La mundialización de la comunicación" (1998), "Historia
de las teorías de la comunicación" (1997) y la más reciente "Historia
de la sociedad de la información" (2002). Además, en 1983 realizó un
importante trabajo junto al investigador y docente de la UNC, Héctor Schmucler,
denominado "América Latina en la encrucijada telemática". La sociedad
global de la información justamente, cuando Mattelart critica el concepto
hegemónico de "información", se refiere a una perspectiva instrumental
y estadística que deja de lado la "memoria y cultura de los pueblos y se
interesa solamente por el canal".
Esta idea que sustenta
el paradigma del futuro postindustrial, de igual modo, se encuentra asociada a
la tesis del "fin de las ideologías". En los años 90, esta
concepción, junto a lo que el comunicador denominó la "tecnoutopía",
encontró su etapa de máximo esplendor. Estas ideas fueron claramente expresadas
en diferentes documentos emitidos por organismos internacionales, y concretamente
tomó cuerpo a partir de que el G-7 (el grupo de los siete países más
industrializados del mundo) ratificó su apoyo a esta noción, a la vez que
decidió acelerar la liberalización de los mercados de telecomunicaciones.
Ante esta situación, Mattelart destacó la aparición de nuevos actores, con miradas diferentes a la hegemónica, que se introdujeron en el debate sobre los proyectos para la sociedad del futuro. "La noción general de información -admitió- ha movilizado a muchos sectores en sentido crítico para plantear alternativas". Las nuevas posturas, básicamente, se oponen a las propuestas de modernización de los gobiernos que aspiran sólo a generar el "ambiente propicio" para que las grandes empresas inviertan y acaparen el apetitoso mercado de las comunicaciones. En este sentido, el autor resaltó los aportes que están realizando las organizaciones de la sociedad civil, especialmente con miras a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que se celebrada en el 2005 en Túnez. Si bien, desde su experiencia en la organización Attac France, reconoció que "no es fácil ir más allá del análisis e incorporar en un proyecto político toda la crítica de la sociedad", consideró esta instancia como un punto importante para la elaboración de propuestas.
Desde esta óptica, el
fenómeno de la concentración de los medios pone en evidencia, para toda la
población, la problemática de la diversidad cultural. Mattelart alertó en este
aspecto sobre lo que ocurrió en Francia para ese entonces, cuando dos empresas
de armamentos adquirieron "el 80 por ciento de los medios de prensa".
Como resultado de las presiones que ejercen las organizaciones no
gubernamentales y demás organismos de derechos humanos, el profesor comentó que
el Parlamento Europeo acaba de emitir una resolución incitando a la Comisión
Europea y a la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información a incluir la
noción de servicio público y plantear la necesidad de luchar contra la
concentración.
Para el investigador,
uno de los aspectos más sobresalientes en la discusión actual es la posibilidad
de reflexionar sobre la función de los medios de comunicación, en una
perspectiva diferente a la planteada en décadas pasadas. Si bien aclaró que el
aporte de los estudios sobre la recepción fue importante para avanzar en los
aspectos teóricos, hoy es necesario oponer una respuesta concreta a los
mecanismos de hegemonía cultural que permita "revertir la brutal asimetría
entre los receptores y las empresas mediáticas". En este sentido, recalcó:
"La libertad del consumidor o del usuario se construye a través de
contrapoderes. No se qué forma va a adoptar, pero históricamente creo que el
momento ha llegado para pensar la organización de la sociedad civil frente a
este campo".
A diferencia de las
posturas que predominaban en la década del 60 -donde el intelectual aparecía
como un lector privilegiado de los medios y que tenía "la luz para aclarar
a los receptores lo que veían"- Mattelart señaló que actualmente el
Observatorio se compone de tres tipos de representantes: investigadores,
periodistas y usuarios. "Esto es importante porque me parece que lo que
dificulta la reflexión sobre los medios son los encasillamientos
recíprocos", dijo. Los desafíos, en consecuencia, son aún mayores para el
profesor, porque de acuerdo con su experiencia en el Observatorio de Medios de
Francia, se plantean numerosas dificultades para llegar a acuerdos consensuados
entre las distintas posiciones. A la hora de arriesgar conclusiones
determinantes fue cauteloso y advirtió que existe "una distancia entre la
toma de conciencia de los ciudadanos sobre la importancia de los medios de
comunicación y el deseo de participar en acciones de este tipo". De igual
modo, consideró que muchas veces los usuarios tienen "representaciones
radicalizadas de los medios" como manipuladores de la realidad y es
difícil pasar del terreno de la crítica al de la elaboración de propuestas. No
obstante, para Mattelart la iniciativa es valiosa y, a largo plazo, aspira a construir
una alternativa en términos de sistema de comunicación y de lucha contra la
concentración mediática.

No hay comentarios:
Publicar un comentario